Sanar la herida

Hoy hablaré de las heridas, de las heridas que nos hacemos en la vida, de mis heridas, de mi herida.
Pero no sólo me quedaré en la herida, también y sobretodo hablaré de la cura de las heridas.

Me encuentro totalmente inmerso en la cura de una herida, ha pasado el tiempo, pero el tiempo no es lo que cura las heridas, al contrario de lo que se dice, somos nosotros los que tenemos de curarlas. Aquí os presento mi manual de curas, para poder llegar a convivir con nuestras heridas.

Me ha costado mucho tiempo darme cuanta de muchas de estas cosas, y aún hoy estoy en pleno proceso de cura, hoy sigue doliendo, de hecho justo hoy duele bastante.


Lavar la herida:
Lavarla con abundante agua, lavarla con vida refrescante, con mucha vida, día tras día. A la herida, vida, amigos, familia... Para que el dolor se mitigue, para quitar la mugre que se nos ha quedado pegada a la herida, para poder mirar la herida tal cual es, para mirarla y ver desde más allá que el dolor, desde más alla del bloqueo.
Esto ha de ser lo primero, VIVIR , acudir las aguas que más nos refrescan, y día tras día vivir, aunque no se encuentren las fuerzas, día tras día agua, mucha agua.
También y en un principio se ha de lavar con lágrimas, con lágrimas compartidas que vaya sacando el dolor de a poquitos.

Desinfectar la herida:
Una vez que la herida esta limpia se puede proceder a desinfectarla, con un algodón y un poco de vetadine. Esta parte es muy importante, para que no se infecte de rencores, de malos recuerdos, de envidias... Desinfectar de todo aquello que aunque nuestro, auténtico y lícito no surge de la dinámica de vida sino de la autocompasión, de la soledad, del mismo dolor. Todo aquello que si no se elimina, puede hacer que la herida no cure nunca, y que incluso puede hacer que se extienda la infección trayendo consigo nuevas heridas. Sin desinfectar no se puede perdonar, y sin perdón no hay cura. Hemos de perdonar al que nos hizo daño, pero también a nosotros mismos, por nuestras miserias, debemos permitirnos ese dolor, asumirlo y afrontarlo, dejar que no duela y reconocernos frágiles.

Vendar la herida:
Ahora se puede uno enfrentar a la herida tal cual es, se la mira y se la reconoce bien, se ven perfectamente sus dimensiones, lo que hay es.. eso, tan sólo una herida, es el momento de vendar la herida, con vendas limpias de espera y de esperanza, del actuar en la herida desde lo positivo, vendarla y no exponerla a rozes, a enganchones o a infecciones.
Y cada poco tiempo repetir el proceso porque nos damos cuenta de que no limpiamos del todo, de que no desinfectamos del todo... porque no se hace de una vez y a la primera, hay que ser sobretodo constante.

La cicatriz:Con estos métodos la herida, poco a poco, irá cicatrizando, dejará de sangrar y de doler, de supurar miserias. Y se tranformará en una parte de nosotros, se irá integrando en nuestro cuerpo,en nuestra historia, como una cosa más. Y se podrá enseñar pues atestiguará el pasado, y cada vez será menos importante y se nos olvidará incluso que la tenemos. Tan sólo de vez en cuando con algunos cambios de tiempo la notaremos como viva, y la melancolía dibujará una sonrisa en la cara.... Te quise tanto.... hay que ver.

Pero claro este es un proceso más o menos lento, según las circunstancias de la vida, nuestros espacios y nuestras fuerzas, y durante todo el proceso de la sanación, habrá que seguir viviendo, y al vivir nos expondremos a la vida. Y podrá ser que ésta nos eche sal en la herida., AHHH!!! y dolerá tanto, y uno que ya no se acordaba de lo que podía doler... ¿Por qué?¿Por qué? Otra vez las preguntas que trae el dolor se agolparán a las puertas de nuestra alma y habremos de gritar y de llorar de nuevo. Pero no podemos olvidar que no estamos como al principio, que llevamos ya un tiempo curandonos. Es evidente que mientras tengamos la herida abierta seremos más frágiles, pero no sólo somos eso.

El amor es la fuerza más poderosa pero también la más fragil, porque al amar a manos llenas nos hacemos vulnerables a la vez que auténticos. ¿es el precio a pagar? Yo no lo entiendo así.
Yo sólo se que no entiendo mi vida de otra manera.