Siempre me ha
costado creer que en una idea universal y absoluta de belleza, entiendo que
esto depende de la formación y referencias culturales de cada uno. Por otra parte pensaba que el gusto de cada uno era subjetivo y universal, es decir, que yo
sé qué me parece bonito y qué me parece feo y que me llevo esos gustos allá donde esté.
Ya no se que
pensar, 2 anécdotas me han hecho cambiar de parecer.
La primera es
muy reciente, los padres escolapios me encargaron que comprara en España una
figura del niño Jesús para una de sus iglesias, la que tenían estaba manca y le
faltaba una pierna… y claro besarla después de misa no era muy atrayente.
Estuve
recorriendo las tiendas que hay por Sol de artículos religiosos y belenes con
Sofía y casi nos daba la risa de vernos rodeados de tanto dorado y Jesusillos
sonrosados y de angelical perfección… Al final elegimos uno que nos parecía
algo menos hortera pero en cualquier caso…tenía tela. Ojala os pudiera poner
una foto. No tenía duda, no me gustaba, me parecía algo demasiado kitsch (no se
me ocurre otra forma de definirlo mejor, ni siquiera se si se escribe así).
Sin embargo al
volver a verlo al llegar a Guinea y dárselo a los padres en la primera cena… os
juro que me pareció precioso. A ellos les encantaba y no se… como aquí esta
todo siempre un poco roto o a medias, algo más delicado y bien hecho como esa figura … me provocó un sentimiento de
auténtica atracción y gusto.
Y así cambié de opinión para pensar que sí existe esa idea absoluta de belleza pues había en
esa figura una perfección o un no qué que me atraía. Quizás en Madrid halla
muchas más cosas que se acercan a ese ideal y por eso ese objeto queda relegado
a algo feote. Y esta misma anécdota me lleva a contradecir mi idea de que mis
gustos están formados y son universales, porque algo que 5 días antes no me
gustaba estaba gustándome de repente.
La otra
anécdota ocurre a la inversa y tiene que ver con una especie de bolso o
bandolera que tiene un chaval de segundo de Bachillerato. Esta hecho mediante
la técnica artesanal autóctona del melongo que es una especie de mimbre más
gordo que se obtiene de las palmeras. Era realmente original,a la otra profesora española y a mí nos encantaba. Llegamos a preguntarle
dónde lo había conseguido (los fabricaba su tío) y si se podían comprar más (se
ofreció a vendernos el suyo). Y cuando
estaba casi a punto de decidirme a comprárselo para regalárselo a Sofía, empecé
a imaginármelo en España y no había dudas… En España parecería una cosa
horrible como una cesta de mimbre para ir de pesca, impensable llevarlo como bolso y que quedara bien. Lo mismo pasa con algunos
estampados de telas africanas, los ves aquí y te encantan pero jamás podrías
tenerlos de mantel en tu casa en Madrid, te parecería la cosa más hortera del
mundo…
Que cosas
piensa uno..
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