Aquí el futbol es casi el único
deporte que se conoce, se sigue con fervor, un Madrid Barça paraliza más la
ciudad que en la propia España y suele haber hasta enfrentamientos entre
hinchas de los diferentes equipos. Sumado a este hecho hay que añadir que en el
único deporte en el que Guinea Ecuatorial tiene cierta repercusión
internacional es el futbol, pero en el femenino, llegaron a ser terceras en el
último mundial. Con lo cual no es de extrañar que la Copa de África de Naciones
de futbol femenino se siguiera con tanto fervor.
Se celebraba aquí en Guinea
además y Nzalang(relámpago en Fang), que es como se conoce a la selección había
llegado a la final que de hecho ganó, la historia de hoy sucede 2 horas antes
del partido.
Bajaba al centro de la ciudad con
uno de los aspirantes para ver el partido en un bar cuando pasamos delante de
dos un grupo de 3 niños de unos 3 años, y como siempre al ver a un blanquito
uno de ellos me llama y me dice:
-¡Jesús!
-Hola.- Le respondo sorprendido,
él señalando al cielo me responde
-¿Pero no estabas ahí arriba?
Sin salir de mi asombro por su
naturalidad, le respondo divertido que había bajado para ver la final del
campeonato, a lo que me responde con la misma naturalidad
-Pero la final es en Malabo.
Obviamente no se podría imaginar
que Jesús bajara del cielo para ver la final y no fuera al estadio. ¡ME HABÍA
EQUIVOCADO DE CIUDAD! Como iba a bajar solo para verlo por la tele…seguro que
en el cielo tenía una… y bien grande.
Lo mejor es imaginarse al niño
contándole la anécdota a su madre después… seguro que acabó castigándole por
inventarse cosas así.
Mi parecido con Jesús si no
tenemos en cuenta las gafas va en aumento, la barba tiene libertad y el pelo
sigue creciendo, ya parece que tiene compradora. Y es está muy de moda esto de
las extensiones de “aguacate”, como llaman
aquí al pelo liso. Bueno o rizado pero no de estropajillo como es el
suyo.